"La gente detesta imaginar que bebe agua proveniente de las alcantarillas"

Hay un bloqueo psicológico en los consumidores que rechazan tomar agua potable que ha sido depurada o reciclada, sin embargo, se espera que esa percepción cambie, resume una especialista en el Foro Mundial del Agua
elnuevodiario.com.ni
AFP - 11:31 - 18/03/2009

El reciclado de las aguas servidas para convertirlas directa o indirectamente en agua potable tropieza con las reticencias de los consumidores, según los participantes en el Foro Mundial del Agua en Estambul. "La gente detesta imaginar que bebe agua que puede provenir de las alcantarillas", resume Gerad Payen, miembro del Consejo Consultivo para el Agua y el Saneamiento de la Secretaría General de la ONU. "Hay un bloqueo psicológico serio pero se superará poco a poco", asegura.

En Windhoek, la capital de Namibia, un país árido de Africa austral, el reciclado funciona ya con éxito desde hace años. En otros sitios, y aunque su uso en la industria o en el regadío se desarrolla rápidamente, ese tipo de agua "que viene de los baños a los grifos", como dicen sus detractores, se ve con gran desconfianza.

Hace tres años, los habitantes de la ciudad australiana de Toowoomba rechazaron por referéndum la idea de beber sus aguas servidas una vez recicladas. Pero Australia, país afectado por sequías recurrentes, no ha abandonado esa idea. Ante el crecimiento exponencial de la demanda del líquido vital -que los participantes en el Foro Mundial del Agua en Estambul tienen bien presente-, las aguas de los mares y las aguas servidas se imponen como recursos a explotar. "Técnicamente sabemos hacer, mediante el reciclado, agua perfectamente potable", explica Antoine Frérot, director general de Veolia Agua, una empresa muy presente en el sector. Frérot subraya que el reciclado de las aguas servidas "consume menos energía que la desalinización y evita la contaminación".

Cómo superar la barrera
En cuanto a cifras, producir en un centro de depuración un metro cúbico de agua potable cuesta diez céntimos de euro a partir de una capa freática, 70 céntimos a partir del agua del mar y 45 céntimos a partir de agua ya utilizada. Pero ante la resistencia de la gente, algunas ciudades han optado por una reutilización "indirecta" de las aguas servidas, haciéndolas pasar por un río, un estanque o una reserva antes de hacerlas llegar a los grifos. "Hay un paso por un 'medio natural' que, por una parte, permite superar la barrera psicológica y, por otra, mejorar el reciclado gracias a los ecosistemas", explica Jacques Labre, director de relaciones institucionales de la empresa francesa Suez Medioambiente.

Según Labre, el futuro son las unidades de reciclaje de agua "a la carta" que permitirán ajustar el proceso, y por tanto también su precio, en función de su uso final. En este contexto, en Australia una unidad de reciclado contribuirá a la alimentación de una reserva de agua potable en Brisbane y su región cuando su nivel esté demasiado bajo. En Singapur, el agua reciclada, bautizada como "NEWater", es ampliamente utilizada por la industria y también indirectamente para el consumo humano. Actualmente representa el 1% del consumo de agua potable.

"La barrera psicológica sigue siendo fuerte pero creo que la percepción cambiará", vaticina Louise Korsgaard, del centro de investigación sobre el ciclo del agua DHI-NTU (universidad técnica de Nanyang) de Singapur. "Es una cuestión, ante todo, de confianza en la tecnología", resume.

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